miércoles, 28 de enero de 2015

Pensando en voz alta

A veces una palabra, sonrisa, gesto, hasta una simple mirada, pueden cambiar el sentido de nuestras vidas. Hagamos que siempre sea para bien.

Fdo. qdquasar

martes, 27 de enero de 2015

Pensando en voz alta

En cuanto a valores humanos y éticos: predicar sin practicar es muy reprochable; es siempre mejor practicar (aunque sea) sin predicar.

Fdo. qdquasar

lunes, 26 de enero de 2015

Pensando en voz alta

Nunca debemos olvidar que el poderoso a causa de su dinero lo es sólo mientras dura su dinero. Y ya sabemos cuánto dura el dinero.

Fdo. qdquasar

domingo, 18 de enero de 2015

Pensando en voz alta

No es bueno confundir amor con amorío; amoríos pueden haber muchos, amor realmente muy pocos, talvez sólo uno en la vida.

Fdo. qdquasar

Pensando en voz alta

El problema con los milagros es que casi nunca ocurren y cuando ocurren ni siquiera nos damos cuenta de ello y no los vemos como tales.

Fdo. qdquasar

sábado, 17 de enero de 2015

Pensando en voz alta

Será que la claridad y transparencia de las verdades impiden que muchas personas no las perciban ni comprendan aunque las tengan delante?.

Fdo. qdquasar

Pensando en voz alta

Ciencia, arte y religión son esfuerzos del espíritu humano que van hacia el ideal pero ninguno es el ideal; el ideal supremo es Dios.

Fdo. qdquasar

viernes, 16 de enero de 2015

Pensando en voz alta

Cuando el viento sopla en contra se conoce el temple del marinero y la fortaleza del corazón que enfrenta el oleaje en el altamar de la vida.

Fdo. qdquasar

jueves, 15 de enero de 2015

Pensando en voz alta

Frente a una oportunidad emprender es un desafío; frente a una necesidad emprender es un imperativo.

Fdo. qdquasar

Pensando en voz alta

Las indecisiones y la vacilación son contagiosas, talvez por eso los buenos emprendedores prefieren frecuentarse sólo entre sí.

Fdo. qdquasar

miércoles, 14 de enero de 2015

Pensando en voz alta

La vida es tan justa que tarde o temprano da a cada quien lo que merece. El problema con nosotros es que siempre pensamos merecer mucho más.

Fdo. qdquasar

martes, 13 de enero de 2015

Pensando en voz alta

El tiempo es una sucesión de momentos infinitamente pequeños así como una línea los es con los puntos, más o menos.

Fdo. qdquasar

Pensando en voz alta

La caridad no sólo es dar (dinero, cosas...) sino también, y talvez más que todo, darse, dar-se (nuestro propio tiempo, dedicación, etc.).

Fdo. qdquasar

Pensando en voz alta

Puede que un gran problema en nuestra vida sea un tropiezo pero de un modo o de otro es al mismo tiempo una fuente de aprendizaje.

Fdo. qdquasar

lunes, 12 de enero de 2015

Pensando en voz alta

La vida es dar y recibir. Cuando se da algo valioso a los demás casi siempre se recibe mucho más. Así, dar no empobrece; enriquece.

Fdo. qdquasar

Pensando en voz alta

Cualquier día de estos habré de enfrentar un disguto por no asegurar el teclado táctil de mi celular porque suele auto-escribirse y enviar twitts sin que ni siquiera me haya enterado. Puede que no sea yo el único a quien ya le pasó.

Fdo. qdquasar

domingo, 11 de enero de 2015

Pensando en voz alta

Cuando nuestras capacidades no alcanzan para lograr un ideal, entonces sale a relucir la fe que multiplica nuestra fuerza de voluntad.

Fdo. qdquasar

Pensando en voz alta

Una mentira necesita de varias otras para sostenerse; una verdad se sostiene sola porque en su transparencia está su fortaleza.

Fdo. qdquasar

sábado, 10 de enero de 2015

Pensando en voz alta

Cuando un desafío es relativamente fácil de vencer, entonces, se puede decir que tal desafío no es tan "desafiante" que se diga.

Fdo. qdquasar

viernes, 9 de enero de 2015

Pensando en voz alta

De vez en cuando, por sentido común, vale la pena preguntarse si tiene sentido el "sentido" que le hemos venido dando a nuestra vidas.

Fdo. qdquasar

miércoles, 7 de enero de 2015

Pensando en voz alta

Lo bello siempre es a la vez sencillo. Si algo bello se está volviendo más complejo cada vez, talvez está dejando de ser bello.

Fdo. qdquasar

martes, 6 de enero de 2015

Pensando en voz alta

Si nuestra vida es un libro y cada año es un capítulo, una semana es una página y un día es una linea... y así, sucesivamente.

Fdo. qdquasar

lunes, 5 de enero de 2015

Pensando en voz alta

La verdadera prueba de nuestra determinación hacia un ideal se conoce en como sorteamos las vacilaciones y dificultades camino hacia ella.

Fdo. qdquasar

Pensando en voz alta

Lo bueno de las buenas oportunidades es que se presentan de todos modos si las sabemos esperar; lo malo es que suelen tomarnos desprevenidos.

Fdo. qdquasar

Pensando en voz alta

La juventud tiene el genio muy firme pero el juicio muy débil. Lo primero es su fortaleza; lo segundo es su debilidad.

Fdo. qdquasar

domingo, 4 de enero de 2015

Pensando en voz alta

Añoro el día en que la ciencia y la religión trabajen juntas para esclarecer los grandes misterios universales aun no esclarecidos.

Fdo. qdquasar

Pensando en voz alta

Es preferible una dura verdad que duela por un tiempo a una cómoda mentira que, descubierta, duela quizás todo el resto del tiempo.

Fdo. qdquasar

sábado, 3 de enero de 2015

Vida de Adán y Eva. Libro 1. Parte 3

Estos son libros y testimonios antiguos que muchas religiones cristianas no quieren que conozcas pero te los presentamos para que tú mismo elabores tus conclusiones.

These are books and old testimonies that many Christian religions don't want you to know but we present them to you so that yourself elaborates your conclusions.

Otros artículos.

Vida de Adán y Eva. Libro 1. Parte 2.

Vida de Adán y Eva. Libro 1. Parte 1.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 6.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 5.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 4.


XXX.
Adán tenía novecientos treinta años, y sentía que sus días estaban llegando a su fin, y dijo: “Que todos mis hijos se reúnan aquí conmigo, para que les bendiga antes de morir, y deseo hablar con ellos”. Y ellos se reunieron en tres partes, ante su vista, en la casa de oración, donde solían adorar al Señor Dios. Y le preguntaron diciendo: “Lo que se refiere a ti, Padre, que en tus hombros nos montaste, ¿por qué te encuentras tendido en tu cama?”. Entonces respondió Adán y dijo: “Mis hijos, estoy enfermo y tengo dolor”. Y todos sus hijos le dijeron: “¿Qué significa esto padre, la enfermedad y el dolor?", pues hasta ahora no la habían conocido.

XXXI.
Entonces dijo su hijo Set: “Oh! mi señor, talvez has anhelado comer de la fruta del paraíso, que tenías costumbre comer, y, por eso, te has entristecido. Dímelo a mí y voy a ir a las puertas del paraíso y pondré en el polvo mi cabeza y me tenderé sobre la tierra ante las puertas del paraíso y rogaré a Dios con los lamentos en voz alta; así quizás él me escuchará y enviará a su ángel para que me dé la fruta que has anhelado”. Adán respondió y dijo: “No, mi hijo, no es por eso que estoy débil, solo siento una gran debilidad y dolor en mi cuerpo". Set respondió: "¿Qué es el dolor, mi señor padre? Soy ignorante, no nos ocultes estas cosas, dinos sobre él". Y Adán respondió y dijo: “Oigan, mis hijos. Cuando Dios nos hizo, a mí y tu madre, y nos colocó en el paraíso, nos dio a comer del fruto de todos los árboles, pero nos prohibió el fruto que crece del árbol del conocimiento del bien y del mal, que está en medio del paraíso; diciendo que no comamos de él. Y Dios me dio una parte del paraíso, la parte oriental y la del norte y otra parte a tu madre, la occidental y la del sur.

XXXIII.
Además, el Señor Dios nos dio dos ángeles de guardia. La hora llegó cuando los ángeles habían ascendido a adorar a Dios; y sin perder el tiempo, nuestro adversario (el diablo) encontró una oportunidad, mientras que los ángeles estaban ausentes, el diablo llevó a su madre a comer del fruto prohibido del árbol. Y ella lo hizo y luego me lo dio a comer.

XXXIV.
Y de inmediato, el Señor Dios se enojó con nosotros, y me dijo: ‘Has dejado atrás mi mandamiento y no has guardado mi palabra, confirmo mis palabras ante ti, que voy a traer sobre tu cuerpo, setenta golpes; dolores que te tendrán atormentado, que comienza en tu cabeza y tus ojos y tus oídos y van hasta las uñas de tus pies, y en cada parte por separado’. Esto Dios lo tiene designado para castigo. Todas estas cosas las envió el Señor a mí y a toda nuestra raza”.

XXXV.
Así habló Adán a sus hijos, y le sobrevinieron violentos dolores, y él exclamó a gran voz, “¿Qué debo hacer? Estoy en peligro. Son crueles los dolores que me aquejan”. Y cuando Eva lo vio llorando, ella también comenzó a llorar, y dijo: “Oh Señor mi Dios, entrégame su dolor, ya que yo también he pecado”. Y Eva le dice a Adán: “Mi Señor, dame una parte de tus dolores, porque la culpa también es mía”.

XXXVI.
Y Adán dijo a Eva: “levántate y ve con mi hijo Set adonde está el paraíso, y pónganse polvo en su cabeza y tírense sobre la tierra y eleven su lamento ante los ojos de Dios, Así talvez Él tenga piedad de ustedes y envíe su ángel al árbol de la misericordia donde florece el aceite de la vida, y les dé una gota para que yo sea ungido con ella, y pueda tener descanso de estos dolores, que me consumen”. Entonces Set y su madre fueron hacia las puertas del paraíso, y mientras caminaban, de repente vino una bestia y atacó a Set, mordiéndole. Y tan pronto como Eva la vio, ella lloró y dijo: “¡Ay, qué mujer tan desdichada soy! Estoy maldita ya que no he cumplido con el mandamiento de Dios”. Y Eva dijo a la bestia en voz alta: “Maldita bestia! ¿Cómo es que tú no temes levantarte en contra de la imagen de Dios? ¿Y te has atrevido a pelear con él?".

XXXVIII.
Entonces la bestia respondiendo en el idioma de los hombres, dijo: “¿Acaso no es contra ti, Eva, que nuestra malicia se dirige? ¿No eres acaso el objeto de nuestra ira? Dime, Eva, ¿Cómo se abrió tu boca para comer de la fruta? Pero ahora si voy a comenzar a reprocharte y tú no has podido soportarlo".

XXXIX.
Entonces Set dijo a la bestia: “el Señor Dios te reprenda, te mantenga en silencio, que te enmudezca y cierre tu boca, maldito enemigo de la verdad, eres confusión y destructor. Apártate de la imagen de Dios hasta el día en que el Señor Dios te someta a la prueba”. Y la bestia dijo a Set: “me voy de la presencia de la imagen de Dios, como has dicho”. Inmediatamente salió de la presencia de Set, dejándolo herido.

XL.
Set y su madre siguieron el camino hacia las regiones del paraíso para conseguir el aceite de la misericordia que sirve para ungir a los enfermos y llevársela a Adán, y llegaron a las puertas del paraíso, entonces tomaron el polvo de la tierra y lo pusieron sobre sus cabezas, asimismo con sus rostros en tierra, comenzaron a lamentarse, implorando al Señor Dios, que tenga lástima de Adán por sus dolores y envíe a su ángel para darles el aceite del "árbol de su misericordia”.

XLI.
Después de haber implorado y rogado por muchas horas, he aquí, el ángel Miguel se les aparece y les dice: “Me ha enviado el Señor a ustedes y me ha establecido sobre los cuerpos de los hombres. Te digo a ti, Set , Tú, hombre de Dios, no llores, ni reces, ni tomes en cuenta el aceite del árbol de la misericordia para ungir a tu padre Adán para los dolores de su cuerpo.

XLII.
Porque su poder no ha de marchitarse en tus manos, salvo en los últimos días. Pues pasados y cumplidos cinco mil quinientos años, vendrá sobre la tierra el más amado, el rey Cristo, el Hijo de Dios, para revivir el cuerpo de Adán y con él para revivir los cuerpos de los muertos. Cuando Él mismo, el Hijo de Dios, venga, va a ser bautizado en el río Jordán, y cuando él tenga que salir del agua del Jordán, entonces Él ungirá con el aceite de la misericordia a todos los que crean en Él. Y el aceite de la misericordia tendrá una duración de una generación a otra, para todos aquellos que estén listos el nacer de nuevo, del agua y el Espíritu Santo, a la vida eterna. Entonces el más amado Hijo de Dios, Cristo, descenderá a la tierra y se llevará a tu padre Adán al Paraíso, para el árbol de la misericordia.

XLIII.
Pero tú, Set, ve a tu padre Adán, pues el tiempo de su vida se ha cumplido. En seis días, su alma saldrá fuera de su cuerpo y cuando haya salido, verás grandes maravillas en el cielo y en la tierra y en las luminarias de los cielos”. Con estas palabras, Miguel desapareció y partió lejos de Set. Eva y Set volvieron, teniendo con ellos la fragancia de las hierbas, es decir, nardo, azafrán, cálamo y canela.

XLIV.
Y cuando Set y su madre llegaron adonde Adán, le contaron lo que aconteció con la serpiente, cómo esta atacó a Set. Y Adán dijo a Eva: “¿Qué has hecho? Una gran plaga has traído sobre nosotros, la trasgresión y el pecado de todas nuestras generaciones, y esto que has hecho, dile a tus hijos después de mi muerte, para aquellos puedan salir adelante y sepan defenderse, además sepan el trabajo y la maldición que les ha venido por causa de nosotros". Cuando Eva escuchó estas palabras, ella comenzó a llorar y gemir.

XLV.
Y así, como el arcángel Miguel había predicho, pasados seis días vino la muerte de Adán. Cuando Adán presiente que la hora de su muerte estaba al alcance de la mano, le dijo a todos sus hijos: “He aquí, ya tengo novecientos treinta años, y cuando me muera, me deben enterrar a las afueras de la vivienda". Y aconteció que cuando él había terminado todo su discurso, entregó su espíritu.

XLVI.
Luego el sol se oscureció, igualmente la luna y las estrellas, durante siete días, y Set, en su duelo, abrazó el cuerpo de su padre, y Eva estaba en el suelo con las manos dobladas sobre su cabeza, y todos sus hijos lloraron amargamente. Y he aquí, allí apareció el ángel Miguel y se puso a la cabeza de Adán y dijo a Set: "Levántate, deja el cuerpo de tu padre y ven aquí y mira lo que es la perdición y como afecta al Señor Dios. Su criatura es él, y su pequeño”. Y todos los ángeles volaron con sus trompetas, y exclamó:

XLVII.
"Bendito eres tú, oh Señor, que has tenido piedad de tu criatura".

XLVIII.
Entonces Set vio la mano de Dios que se extendía hacia la celebración de Adán y él lo entregó a Miguel, diciendo: “Debe estar a tu cargo hasta el día del Juicio, hasta los últimos años cuando voy a convertir su dolor en alegría. Entonces él se sentará en el trono que tiene preparado”. Y el Señor dijo una vez más a los ángeles Miguel y Uriel: “Lleven ropa de lino para ponérsela a Adán y otra más para su hijo Abel y vayan a enterrarlos”. Y todos los poderes de los ángeles marcharon ante Adán, y el sueño de los muertos fue consagrado. Y los ángeles Uriel y Michael enterraron a Adán y a Abel en las partes del Paraíso, ante los ojos de Set y su madre y de nadie más, y Uriel y Michael dijeron: “Así como han visto hoy, de la misma manera, entierren a sus muertos”.

XLIX.
Seis días después que murió Adán, Eva tuvo la percepción de que ella moriría también, así que reunió a todos sus hijos e hijas, Set con treinta hermanos y treinta hermanas, y Eva les dice a todos: “Escuchen, mis hijos lo que tengo que decirles, les contaré lo que el arcángel Miguel nos dijo cuando su padre transgredió el mandato de Dios. Por la transgresión de los hombres, nuestro Señor traerá la ira de su sentencia, en primer lugar por el agua y la segunda vez por el fuego; de estas dos formas, el Señor juzgará a toda la raza humana.

L.
Pero escúchenme mis hijos. Hagan entonces unas tablas de piedra y otras de arcilla, y escriban sobre ellas toda mi vida y la de su padre, todo lo que han oído y visto de nosotros. Si por el agua el Señor juzga nuestra raza, las tablas de arcilla serán disueltas y las tablas de piedra seguirán siendo, pero si por el fuego, las tablas de piedra se dividirán y las tablas de arcilla serán horneadas." Cuando Eva había dicho todo esto a sus hijos, ella extendió sus manos al cielo en oración, y las rodillas dobladas en tierra, y mientras ella adoraba al Señor y le dio las gracias, expiró. De allí en adelante, todos sus hijos enterraban con gran lamento.

LI.
Después de un duelo de cuatro días, Miguel Arcángel apareció y dijo a Set: “Hombre de Dios, no debes llorar a tu muerto más de seis días, pues el séptimo día es el signo de la resurrección y el resto de la edad que ha de venir; el séptimo día el Señor descansó de todas sus obras”. Luego entonces, Set hizo las tablas de arcilla y piedra escribiendo la vidas de sus padres, Adán y Eva.

(Fin de este libro)

Fuente: burgaraescrituras.blogspot.com

Vida de Adán y Eva. Libro 1. Parte 2

Estos son libros y testimonios antiguos que muchas religiones cristianas no quieren que conozcas pero te los presentamos para que tú mismo elabores tus conclusiones.

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Libros bíblicos apócrifos. Parte 6.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 5.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 4.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 3.


XVII.
Cuando Adán escuchó todo esto del diablo, gritó y lloró y dijo: “Oh Señor mi Dios, mi vida está en tus manos. Destierra a este adversario y apártalo llevándolo lejos de mí, porque busca destruir mi alma, y me reclama su gloria que él mismo tiene perdida“. Y en ese momento, el diablo desapareció. Pero Adán siguió en su penitencia, de pie, durante cuarenta días en el agua del Jordán.

XVIII.
Y Eva dijo a Adán: "Vives tú, mi Señor, que larga vida se te conceda, ya que no has cometido ni el primer ni el segundo error. Pero erré y soy desterrada por no haber cumplido con el mandamiento de Dios, y ahora me destierro de la luz de tu vida y me voy a ir hacia el ocaso, y no voy a ser, hasta que me muera”. Y ella comenzó a caminar hacia el oeste llorando amargamente en voz alta. Y ella hizo allí un lugar, estando ella de tres meses de su primer hijo.

XIX.
Y cuando el momento del parto se acercó, empezó a ser afligida con gran dolor, y lloró en voz alta al Señor y dijo: “Piedad de mí, Señor, ayúdame”. Pero no fue escuchada y Dios, el Señor, no tuvo de ella misericordia. Entonces ella se dijo a sí misma: “¿Quién le dirá a mi señor Adán? Les imploro a ustedes, luminarias de los cielos, a la hora que regresen a la zona oriental, que lleven un mensaje a mi señor Adán”.

XX.
Por esa misma hora, Adán dijo: “No sé nada de Eva. Quizás, una vez más la serpiente está luchando con ella”. Y se fue a buscarla y la encontró en su gran angustia. Y Eva le dijo: “Desde el momento en que te vi, mi señor, mi dolor se alivió y mi alma se tranquilizó. Y ahora acércate al Señor Dios en mi nombre, talvez te escucha a ti y viene a mí y me libra de mis terribles dolores”. Y Adán se acercó al Señor por Eva.

XXI.
Y he aquí, vinieron doce ángeles y dos virtudes, y se pusieron de pie a la derecha y a la izquierda de Eva, y Miguel estaba de pie sobre el lado derecho, y animando y ayudando dijo a Eva: "Bendita eres tú, Eva, y Adán en sí, sus intercesiones y oraciones son grandes, y el Señor me ha enviado para que reciban nuestra ayuda, te levanta ahora, y te prepara para soportar. Y dio a luz un hijo y él fue brillante, y al mismo tiempo el chico se levantó y corrió, tomó una brizna de hierba en sus manos, y se la dio a su madre, y fue llamado Caín.

XXII.
Adán y Eva llevaron al muchacho hacia el Este. Y el Señor Dios envió las semillas a través de Miguel Arcángel y se las dio a Adán y le mostró la manera de sembrarlas y de preparar el terreno, y le enseñó cómo podría separar la tierra en sectores de frutas y de otras plantas que podrían disfrutar sus generaciones. Por entonces a Eva le nacía un hijo, cuyo nombre era Abel, así Caín y Abel crecían juntos. Entonces Eva dice a Adán: “Mi señor, mientras yo dormía, vi en visión, la sangre de nuestro hijo Abel en la mano de Caín, que salía por su boca. Por lo que ahora tengo tanto dolor”. Y Adán dijo, “¡Ay si Caín mata a Abel! Sin embargo, vamos a separarlos uno de otro, y vamos a hacer para cada uno de ellos las viviendas por separado”.

XXIII.
Y Caín fue hecho un agricultor y Abel un pastor, con el fin sabio de que puedan ser separados. Pero igualmente Caín mató a Abel, teniendo Adán la edad de ciento veinte y dos años. Adán conoció nuevamente a su esposa Eva y concibió y dio a luz otro hijo al que pusieron por nombre Set, teniendo Adán ciento treinta años.

XXIV.
Y dijo Adán a Eva: "He aquí, he engendrado un hijo, en lugar de Abel, a quien Caín mató”. Y después que Adán engendró a Set, vivió ochocientos años y engendró treinta hijos y treinta hijas; en total tuvo sesenta y tres hijos. Y ellos se incrementaron más sobre de la faz de la tierra en sus diferentes naciones.

XXV.
Y Adán dijo a Set: “Escucha, mi hijo Set, voy a contarte lo que he oído y visto después de que tu madre y yo fuimos expulsados del paraíso. Cuando estábamos en oración, vino a mí el arcángel Miguel, un mensajero de Dios, y vi un carro como el viento y sus ruedas eran de fuego y quedé como atrapado en el paraíso de la justicia, y vi al Señor y su cara era como de llamas de fuego que no puede ser soportado. Y muchos miles de ángeles estaban a la derecha y la izquierda de ese carro.

XXVI.
Cuando yo vi esto, estaba confundido, y el terror me incautaba y me humillé a mí mismo ante Dios con mi cara en tierra. Y Dios me dijo: ‘He aquí que tú estás muerto, ya que has transgredido el mandamiento de Dios, para disculparte, más bien, escucha la voz de tu esposa, a quien diste tu poder, tú que actuaste según tu voluntad. Sin embargo, tus disculpas voy a escuchar y pasar por mis palabras’.

XXVII.
Y cuando escuché estas palabras de Dios, caí a tierra y adoré al Señor y le dije: 'Mi Señor, Todopoderoso y misericordioso Dios, Santo y Justo, Uno eres; no me separes de tu nombre pues soy consciente de tu majestad, sino convierte mi alma, porque yo muero y mi respiración sale de mi boca. No me eches fuera de tu presencia, no eches a quien Tú diste forma de la arcilla de la tierra. No destierres de tu favor lo que tú mismo nutriste’. De repente una palabra me llegó y el Señor me dijo: ‘Desde los días que fuiste formado, has sido creado con amor y guiado al conocimiento, por lo tanto, no será desechada toda tu posteridad para siempre, habrá siempre quien me sirva’.

XXVIII.
Y cuando terminé de escuchar estas palabras, me tiré a tierra y adoré al Señor y Dios y le dije: ‘Tu eres el supremo y eterno Dios, todas las criaturas te den el honor y la alabanza. Tú eres la verdadera luz, la brillante luz que está por encima de todo, Creador de la vida, Tu eres de infinito y poderoso Poder. A ti, todos los poderes espirituales te dan honor y alabanza. Tú hiciste a la raza de los hombres y la llenaste de la abundancia de tu misericordia’. Después que estuve adorando al Señor, Miguel, el arcángel de Dios, se apoderó de mi mano y me sacó fuera de la visión del paraíso de Dios, y tomó una vara en su mano, y tocó las aguas, que estaban alrededor del paraíso, y las congeló.

XXIX.
Y el arcángel Miguel me llevó de vuelta al lugar de donde me había tomado. Escucha, mi hijo Set, el resto de las cosas que serán, me fueron reveladas, después que comí del árbol del conocimiento, y lo que va a pasar a esta edad, lo conozco; todo lo que Dios pretende hacer a su creación de la raza de los hombres. El Señor se mostrará en una llama de fuego y a través de la boca del orador dará sus mandamientos, y los estatutos procederán de su boca como un arma de doble filo, la cual santificará la casa de la habitación de Su Majestad. Y Él les mostrará el maravilloso lugar de Su Majestad. Y luego van a construir una casa al Señor su Dios, en la tierra que Él preparará para ellos, pero transgredirán sus estatutos, y su santuario será quemado y sus tierras serán abandonadas y ellos mismos serán dispersados por la tierra, porque han encendido la ira de Dios. Y una vez más él los hará regresar de su dispersión, y de nuevo construirán la casa de Dios, y en el último tiempo la casa de Dios será exaltada en forma superior a cualquier edad. Y una vez más la iniquidad será superior a la justicia. Luego Dios morará con los hombres en la tierra y lo verán, y la justicia comenzará a brillar. Y la casa de Dios será honrada por las edades y por sus enemigos, y no serán capaces de herir a los hombres, creyentes en Dios y Dios avivará a su pueblo fiel, a quien guardará para la eternidad, y los impíos serán castigados con pena de Dios su rey, a todos los hombres que se negaron a amar su ley. El cielo, la tierra, las noches y los días, y todas las criaturas le obedecen, y no sobrepasan Su mandamiento, mas los hombres no cambiarán sus obras, sino que abandonarán la ley del Señor. Por eso el Señor mismo desechará a los impíos, y el brillo de su justicia brillará como el sol, a la vista de Dios, en ese momento, los hombres deberán purificarse de sus pecados con el agua de vida. Pero los que no están dispuestos a ser purificados por el agua serán condenados. Y será feliz el hombre que salvó su alma, cuando los juicios vengan y la grandeza de Dios será observada por los hombres quien juzgará sus hechos con justa justicia”.

(Continuará…)

Fuente: burgaraescrituras.blogspot.com

Vida de Adán y Eva. Libro 1. Parte 1

Estos son libros y testimonios antiguos que muchas religiones cristianas no quieren que conozcas pero te los presentamos para que tú mismo elabores tus conclusiones.

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Otros artículos.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 6.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 5.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 4.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 3.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 2.


I.
Cuando Adán y Eva fueron expulsados del paraíso, se metieron en una cueva, y pasaron siete días de luto, lamentando en gran dolor.

II.
Pero después de siete días, comenzaron a tener hambre y empezaron a buscar alimento para comer, y se dieron cuenta lo difícil que era poder encontrarlo. Entonces Eva dice a Adán: “Mi señor, tengo hambre. Vaya, a ver si hay algo para que podamos comer y si por ventura el Señor Dios tiene lástima de nosotros y nos repone en aquel lugar en que estábamos antes".

III.
Y Adán salió y caminó más de siete días por la tierra, y no encontró alimento alguno como la que solía tener en el paraíso. Y Eva dice a Adán: “tu languidez me va a matar, y puedes matarme, así Dios, el Señor te regresará al paraíso, que por mi culpa has sido expulsado de allí”. Y Adán contestó: “Contén Eva, tus palabras, no vaya a ser que Dios traiga alguna otra maldición sobre nosotros. ¿Cómo es posible que pueda levantar mi mano en contra de mi propia carne? No!, vamos a salir y a buscar algo que podamos comer y sobrevivir”.

IV.
Y ellos caminaron durante nueve días, buscando alimento, mas no encontraron nada que comer como solían tener en el paraíso, sólo encontraron animales para alimentarse. Y Adán dijo a Eva: “El Señor tiene muchos animales y frutos para comer y utilizó a los ángeles para darnos. Pero es justo y correcto que nos lamentemos ante los ojos de Dios que nos hizo”. Vamos a arrepentirnos y hagamos penitencia, talvez así el Señor sea amable con nosotros, nos tenga lástima y nos dé un poco de algo para nuestra vida”.

V.
Y Eva dice a Adán: "¿Qué es la penitencia? Dime, ¿qué tipo de penitencia puedo hacer yo? No nos pongamos una gran carga sobre nosotros mismos que no podamos soportar, por lo que el Señor no escucha nuestras oraciones y se aleja de nosotros, porque no hemos podido cumplir lo que prometimos”. Al ver Eva el rostro Adán le pregunta: “Mi señor, ¿he traído problemas y angustia sobre ti, con mis palabras?”.

VI.
Y Adán dijo a Eva: "Tú cargas, pero no tanto como yo, sólo tanto como tu fuerza te lo permite. Sin embargo voy a pasar cuarenta días en ayuno, pero ve tú hasta el río Tigris, levanta una piedra y párate en el río. Y que ningún discurso proceda de tu boca, ya que son indignas para hacer frente al Señor, pues nuestros labios son impuros porque comimos el fruto del árbol prohibido. Quédate ahí por treinta y siete días, yo voy a pasar cuarenta días en el agua del Río Jordán, así tal vez el Señor Dios tendrá piedad de nosotros”.

VII.
Y Eva caminó al río Tigris tal como le dijo Adán. Del mismo modo, Adán caminó hasta el río Jordán y se puso en una piedra hasta que el agua llegó a su cuello.

VIII.
Y Adán dijo: “Te digo a ti, oh aguas del Jordán, que entres en duelo conmigo, y reúne a todas las criaturas, que están en ti, y deja que me rodeen y lloren en mi compañía. Mas no debes dejar que ellos mismos se lamenten, por mí, porque ellos no han pecado, pero yo si”. Inmediatamente, todos los seres vivos vinieron y lo rodearon, y, a partir de esa hora, el agua del Jordán está todavía con los seres que ahí se quedaron.

IX.
Dieciocho días pasaron; entonces, Satanás fue y se transformó a sí mismo con el brillo de los ángeles, y fue al río Tigris, donde estaba Eva, y la encontró llorando, entonces el diablo fingió que se condolía con ella, llorando también y le dijo: “Sal del río y no te lamentes más. Calma ahora tu dolor y tus gemidos. ¿Por qué están ansiosos tú y tu marido Adán? El Señor Dios escuchó su gemido y ha aceptado su penitencia, y todos los ángeles han suplicado en su nombre ante el Señor, y Él me ha enviado a ti para decirte que salgas del agua y para darte alimento tal como había en el paraíso, por el cual estabas pidiendo a gritos. Ahora sal del agua y yo te llevaré hasta el lugar donde está su alimento listo”.

X.
Eva escuchó y creyendo salió del agua del río, y temblaba como la hierba. Y cuando ella había salido, se cayó sobre la tierra y el diablo la levantó y se la llevó a Adán. Pero cuando Adán miró a Eva y al diablo junto a ella, lloró y llorando en voz alta dijo: “¡Oh! Eva, Eva, ¿dónde está el trabajo de tu penitencia? ¿Cómo has sido una vez más engañada por nuestro adversario, por cuyo medio hemos sido separados de nuestra residencia en el paraíso y el gozo espiritual?”

XI.
Y cuando oyó esto, Eva entendió que había sido el diablo quien la había persuadido a salir del río, y ella cayó sobre su rostro en la tierra con grande tristeza y tanto gimió que se torcía hasta el suelo. Y ella gritó y dijo: "Miserable, tú, diablo. ¿Por qué nos atacas? ¿Qué quieres hacer con nosotros? ¿Qué te hemos hecho a ti? Nos persigues tanto, y ¿por qué nos atacas con tanta malicia? ¿Hemos quitado tu gloria y te dejamos sin honor? ¿Por qué tú eres nuestro enemigo, nos tienes envidia y deseas nuestra muerte?

XII.
Y con un fuerte suspiro, el diablo habló: “¡Adán! toda mi hostilidad, envidia y dolor es por tu culpa, ya que es por ti que he sido expulsado de mi gloria, la gloria que yo poseía en los cielos en medio de los ángeles y por ti se me echó fuera para vivir en la tierra”. Adán respondió: “¿Qué es lo que me dices? ¿Por qué me culpas de que estoy contra ti? Veo que no has recibido ningún daño o perjuicio de nosotros, ¿por qué tú nos persigues?”

XIII.
El diablo respondió: "Adán, ¡Tú no sabes lo que me dices! Fue por tu bien que fui sido lanzado de ese lugar. Cuando tú fuiste formado, me arrojaron fuera de la presencia de Dios y quedé desterrado de la compañía de los ángeles. Dios te hizo, te puso el aliento de vida y tu cara a semejanza e imagen de Él, entonces Miguel también dio culto a los ojos de Dios, y Dios el Señor habló: ‘Aquí está Adán. Yo lo he hecho a nuestra imagen y semejanza’.

XIV.
Y Miguel salió y pidió a todos los ángeles diciendo: ‘Hagamos culto a la imagen de Dios como el Señor Dios mandó’. Y el propio Miguel adoró en primer lugar; entonces él me llamó y me dijo: ‘Haz culto de la imagen de Dios, el Señor'. Y le respondí: 'No tengo ninguna necesidad de darle culto a Adán'. Y ya que Miguel me instaba a practicar el culto, le dije, '¿Por qué tú me estorbas a mí? No voy a dar un culto a alguien inferior y más joven que yo. Soy más grande y de mayor nivel en la creación, antes de que lo hicieran yo ya existía. Es su deber el adorarme a mí’.

XV.
Cuando los ángeles, que estaban bajo mi mando, oyeron esto, también se negaron a adorarle. Y dijo Miguel: ’Culto de la imagen de Dios, pero si tú te niegas a adorarle, el Señor Dios se llenará de ira contigo’. Y le dije: ‘si se llena de ira conmigo, entonces voy a establecer mi asiento por encima de las estrellas del cielo y será el más alto'.

XVI.
Y el Señor Dios se enojó conmigo y me desterró, a mí y a mis ángeles, de la gloria que teníamos, y por tu culpa fuimos expulsados de nuestro lugar y nos arrojaron sobre la tierra. Y de inmediato que fue superado en parte el dolor, por la pérdida de tan grande gloria, se nos agrava cuando te vimos con tanta alegría y lujo. Y con engaño me acerqué a tu esposa la que causó el problema de que seas expulsado a través de ella y pierdas tu alegría y tu lujo, como yo he sido expulsado de mi gloria”.

(Continuará…)

Fuente: burgaraescrituras.blogspot.com

Prohibido leer: Libros bíblicos apócrifos. Parte 6

Estos son libros y testimonios antiguos que muchas religiones cristianas no quieren que conozcas pero te los presentamos para que tú mismo elabores tus conclusiones.

These are books and old testimonies that many Christian religions don't want you to know but we present them to you so that yourself elaborates your conclusions.

Otros artículos.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 5.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 4.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 3.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 2.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 1.


LOS HECHOS DE SAN ANDRÉS.

Con el mismo estilo de composición e idéntica preocupación doctrinal que los de San Pablo y San Pedro, los Hechos de San Andrés, a juzgar por la reconstrucción de Amann, comprenderían una descripción del viaje de San Andrés de Jerusalén a Acaya. Ocupa un lugar importante la predicación sobre la continencia y se narra con detenimiento su influencia sobre Maximila, la mujer del procurador Egeates. El martirio del apóstol se describe con la advocación a la cruz que ha llegado a la liturgia romana. Parece posterior a los Hechos de San Pedro por la influencia de la narración de la crucifixión. En la edición de E. Hennecke se propone como verosímil la segunda mitad del siglo II.

LOS HECHOS DE SAN TOMÁS.

Escrita en siriaco y traducida muy pronto al griego, la obra a partir del siglo III ha sido muy utilizada por los herejes gnósticos. Comprende 13 acciones, 14 con el martirio.
Comienza con la intervención milagrosa de Cristo en el momento de partir para la India. En Andrápolis lleva a la continencia a la hija del rey el mismo día de la celebración de la boda. La misma predicación se destaca durante su actuación posterior. Finalmente, se describe su martirio alanceado. En la narración se intercalan una serie de composiciones poéticas: el cántico sobre la unión mística del alma con la sabiduría eterna; el himno cantado durante la celebración del Bautismo; lo mismo sobre la Eucaristía; el himno del alma, interpretado por unos como el descenso - ascenso del alma, por otros como la carrera terrestre de Cristo.
Si se suprimen estos cánticos, que podrían haber sido interpolados, la obra podría haber sido escrita por un católico. El carácter de los cánticos es de terminología claramente gnóstica. Se propone como lugar de origen Siria (¿Edesa?) y como fecha los comienzos del siglo III.
Otros Hechos pueden verse en E. Amann, o. c., col. 508511; la recopilación del Seudo Abdías, ib., col. 212-214; la literatura seudoclementina, ib., col. 514-518.

LOS KERIGMAS Y CARTAS APÓCRIFAS.

KERIGMAS. Composiciones en forma de predicación apostólica. Son particularmente importantes: a) el Kerigma de Pedro, citado en distintas ocasiones por Clemente de Alejandría. Su contenido sería la condición del cristiano como un tertium genus distinto del pagano y del judío, en cumplimiento de la nueva economía, anunciada por los profetas (2 Pet 1, 15). b) Los Kerigmata de Pedro que forman el núcleo de la literatura seudoclementina. Para el Kerigma de San Pedro, v. W. Schneemelcher, y para los Kerigmata de San Pedro, G. Strecker, ambos en E. Hennecke, o. c., 53 ss.
CARTAS. Ya hemos hablado con motivo de los Hechos de San Pablo de la tercera carta a los corintios, escrita desde Filipos. En cuanto a la Epístola de los apóstoles, la incluimos por su contenido entre los Apocalipsis. De San Pablo tenemos referencias de otras dos cartas apócrifas: a) Carta a los laodicenses, compuesta por un desconocido tomando ocasión de Col 4, 16. Es un centón de frases paulinas sin orden ni nervio. b) Carta a los alejandrinos, citada por el Canon de Muratori junto con la de los laodicenses. El escrito ha sido totalmente perdido. La hipótesis de Zahn de identificarla con un trozo del leccionario Bobbiense no ha tenido aceptación entre los críticos.

LOS APOCALIPSIS APÓCRIFOS.

APOCALIPSIS DE SAN PEDRO.

El Canon de Muratori lo menciona junto al de San Juan. Clemente de Alejandría lo cita dos veces en sus Ecclogae Propheticae (41 y 48).
Nacido probablemente en Siria, adquiere pronto difusión en Egipto. Presenta estrechas relaciones con el evangelio de San Pedro y la 2 Pet. La obra pertenece al género literario de la apocalíptica cristiana con los mismos intereses que la judía: enseñanzas sobre las realidades ocultas del mundo celeste y últimos secretos del porvenir, puestos bajo el patrocinio de algún personaje famoso.
Aquí se ponen como revelación de Cristo, en una amplificación de la escena de la transfiguración. Se revelan el fin de los tiempos y los suplicios de los condenados. Los apóstoles Dreferidos contemplan la ascensión a los cielos de Cristo. Esta enseñanza reservada presenta la característica de gnosis (enseñanza superior). Los hombres celestes y su identificación con Moisés y Elías están en conexión con la tradición sinóptica de la transfiguración, pero su asociación a los últimos tiempos procede probablemente de la tradición reflejada en los targum palestinenses en el poema de las cuatro noches (Ex 12, 42). En dicho poema aparecen Moisés y Elías al lado del Verbo de Dios en la intervención escatológica (cuarta noche).
El texto etiópico y la traducción francesa han sido publicados por San Grebant en “Rev. de I'Orient chrétien”, 5, 1910, 208 ss., 308 ss. Los Paralelos judíos en A. Marmorstein, lüdische Parallelen zur Petrusapocalypse, “Zeitschrift für die neutestamentliche Wissenschaft” 10, 1909, 297-300. En la edición de E. Hennecke, 1964, Ch. Maurer y H. Duensing dan una traducción de los textos griego y etiópico (p. 468498).

APOCALIPSIS DE SAN PABLO.

Compuesto probablemente al fin del siglo IV, en el consulado de Teodosio y Graciano (380), cuenta el éxtasis de San Pablo y su viaje guiado por un ángel por las regiones del más allá; asiste al juicio particular de las almas; contempla la morada de los justos y el lugar de castigo de los impíos (la noche y el día del domingo hay una atenuación de los suplicios). Finalmente, el paraíso con el árbol de la vida y el de la ciencia del bien y del mal y la presencia de María rodeada de una muchedumbre de ángeles y de justos del Antiguo Testamento En la citada edición de E. Hennecke, y la traducción de H. Duensing (p. 536-567).

EPÍSTOLA DE LOS APÓSTOLES.

Aunque la forma externa es de una carta dirigida por los apóstoles a la Iglesia, el contenido es la revelación hecha por Cristo a los apóstoles entre el tiempo de la Resurrección y la Ascensión. Se narra el descenso a los Infiernos, la ascensión de Cristo a través de los siete cielos y su revestimiento de forma angélica; los signos cósmicos de la venida de Cristo y la cruz gloriosa.
La obra procede seguramente de una corriente judeocristiana ortodoxa emparentada con la tradición joánica y probablemente del Asia Menor. El texto etiópico y la traducción francesa, en L. Guerrier, Patrologia Orientalis, IX, 143-236; su encuadramiento literario – ideológico (en l. Daniélou, o. c., 36-37).

OTROS ESCRITOS APÓCRIFOS DEL NUEVO TESTAMENTO.

Según la extensión que se da al término, son incluidos por muchos autores como apócrifos del Nuevo Testamento los siguientes escritos (por ejemplo en E. Amann, o. c., col. 464 ss., la discusión sobre la oportunidad de esta inclusión que supone una perspectiva más amplia del concepto de apócrifos, iniciada por Hilgenfeld y continuada por Hennecke):
Los Ágrala (en A. de Santos, o. c., 115-127).
Interpolaciones cristianas en los apócrifos del Antiguo Testamento (l. Quasten, o. c., 1, 113 ss.); particular interés tiene la Ascensión de Isaías, de manera que la edición de E. Hennecke (1964) da una traducción íntegra de la versión etiópica por J. Flemming y H. Duensing, 454-468; asimismo los libros 5 y 6 de Esdras (la traducción por H. Duensing en E. Hennecke, o. c., 488-498).
Oráculos sibilinos cristianos (en E. Hennecke, traducción por A. Kurfess, p. 498-528).
El Libro de Elchasai (ib., trad. por J. Irmscher, 529-532).
Las Odas de Salomón (igual, como apéndice con traducción de W. Bauer).
La Literatura seudoclementina (igual, la traducción de J. Irmscher, 373 ss.).

(Fin de la serie)

Fuente: Gran Enciclopedia RIALP. Editorial Rialp. 1991.

Prohibido leer: Libros bíblicos apócrifos. Parte 5

Estos son libros y testimonios antiguos que muchas religiones cristianas no quieren que conozcas pero te los presentamos para que tú mismo elabores tus conclusiones.

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Otros artículos.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 4.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 3.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 2.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 1.

En nombre de Dios.


PROTOEVANGELIO DE SANTIAGO.

Esta obra es el comienzo de un género de composiciones libres con fines de curiosidad y edificación y que tienen como tema la natividad de María y su vida. El título es reciente y quizá desafortunado. En la Iglesia griega se le llama “libro de Santiago”.
Su contenido es la vida de la Virgen: su concepción milagrosa, su educación en el templo, su desposorio con San José, la concepción milagrosa de Jesús y la virginidad en el parto de María. De una forma novelada teje una narración con fin apologético para defender el honor de María. El autor parece haber sido un helenista de Egipto o Asia Menor. De los 24 capítulos que contiene, los 21 primeros pueden remontarse al siglo II y los tres últimos no son posteriores al siglo IV.
El libro, a pesar de su poderosa fantasía y de sus atrevimientos realistas, ha tenido gran influencia, sobre todo en Oriente, y ha sido el origen de muchas tradiciones que han pasado a la piedad popular, relativas a San Joaquín y Santa Ana, a la estancia de la Virgen en el templo, a la vida de San José, etcétera. El texto puede verse en A. de Santos, o. c., 145-188, y una copiosa bibliografía en las páginas 141-144.

EVANGELIO DE SEUDO MATEO.

De carácter parecido en cuanto al contenido y forma literaria y, sin duda, dependiendo del anterior, aunque con algunos elementos originales, es el llamado Evangelio del Seudo Mateo. Ha debido de ser compuesto a mediados del siglo VI en un ambiente monástico. El texto latino ha sido publicado por Thilo en 1832 según el museo de París 5557 (s. XIV). El texto puede verse en A. de Santos, o. c., 191-257.
Una refundición del Seudo Mateo más cuidada de estilo y expurgada de todo cuanto pudiera extrañar, se halla en el Libro de la natividad de María (s. IX). La obra está impregnada de una tierna devoción a la Virgen. El texto íntegro ha sido incluido por Jacobo de Vorágine en la “Leyenda Aurea”. La traducción española se inserta en A. de Santos, o. c., 259. En el mismo autor, v. Liber de Infantia Salvatoris, p.276 - 292, también del s. IX y otros apócrifos de la Natividad, p. 293-294.

HISTORIA DE SAN JOSÉ CARPINTERO.

Contiene un resumen de la vida de San José, a base de los datos del Protoevangelio de Santiago y de los escritos canónicos con una aportación original sobre la muerte de San José y el viaje que ha de atravesar el alma, guiada por el arcángel San Miguel, a través del mar de fuego. Se afirma la incorrupción del cuerpo de San José durante el Millenium. La patria de la obra es Egipto y su datación más antigua propuesta el siglo IV. El texto puede verse en A. de Santos, o. c., 360-378.
Para otros evangelios de la infancia de Jesús, por ejemplo, el Evangelio del Seudo Tomás y el Evangelio árabe de la Infancia, por ejemplo Amann, Apocryphes du Nouveau Testament, DB (Suppl.) I, 484-486; para los evangelios asuncionistas, en concreto para el Transitus Mariae, del siglo IV o V, cfr. ib., 483-484, y A. de Santos, o. c., 686-700.

NOTICIAS SOBRE EVANGELIOS GNÓSTICOS.

Evangelio de San Tomás, usado por los naassenos, secta gnóstica del s. II: Este evangelio no debe confundirse ni con el de San Tomás encontrado en Nag - Hammadi, que es sólo una colección de Logia, ni con el del Seudo Tomás (cfr. supra).
Evangelio o Tradiciones de San Matías, mencionado por Orígenes (Hom. I in Lc), por San Ambrosio (PL 15, 1613), San jerónimo (PL 26, 233), el Decreto Gelasiano (PL 59, 162) y la lista de los 70 Libros. Su patria parece ser Egipto y su datación a principios del siglo II. Ignoramos su contenido.
Evangelio de San Felipe, quizá relacionado con la secta de los ofitas, existía ya en el siglo III y tiene asimismo como patria a Egipto. Un testimonio de San Epifanio de Salamina habla de parte de su contenido: cómo debe responder el alma en su subida al cielo a cada una de las potencias celestiales. Se refleja la tendencia gnóstico encratista según la cual la procreación es pecado.

LOS HECHOS APÓCRIFOS.

Las mismas condiciones que originaron los evangelios apócrifos están en la base de nacimiento de los Hechos apócrifos: una curiosidad insaciable, una credulidad ingenua y fantástica y una corriente acentuadamente antimatrimonial, aquí, sin embargo, con más fuerza que en los evangelios. El círculo donde van naciendo los Hechos de San Juan, San Pablo, San Pedro y San Andrés presenta un ambiente parecido; algo diferente, en cambio, los Hechos de San Tomás. Focio considera todo el conjunto como una sola obra, atribuyéndola a Leucio Carino. Los gnósticos, maniqueos y priscilianistas han usado ampliamente estos escritos. La Iglesia los rechaza unánimemente. Los textos se han salvado gracias sobre todo a las versiones coptas, siriacas y etiópicas.

LOS HECHOS DE SAN JUAN.

Se trata de una narración de la actividad de San Juan Evangelista a partir de su traslado de Éfeso a Roma por orden de Diocleciano. Se destaca la actividad taumatúrgica del apóstol. Gracias a ella es librado del martirio y desterrado a Patmos. Bajo Trajano recobra la libertad. Su paso por las iglesias, tejido con largos discursos del apóstol, se termina con Asia Menor y está sellado por numerosos milagros. Finalmente fija su estancia en Éfeso. La narración está entre su tránsito.
Los discursos tienen ribetes gnósticos, por ejemplo el himno cantado por Cristo, y son fáciles de observar la tendencia encratista y los apuntes de docetismo. A pesar de que estos aspectos pueden disimularse fácilmente, la obra ha sido eliminada del uso de la Iglesia. Hay que buscar su origen en Asia y se conviene en datarla en la segunda mitad del siglo II. K. Scháferdiek propone el comienzo del siglo III (E. Hennecke, Neutestamentliche Apocryphen, 11, Tubinga 1924, 110 ss.). Bajo el título de Hechos del Santo Apóstol y Evangelista Juan el Teólogo, compuestos por su discípulo Procoro ha circulado en la Iglesia griega a partir del siglo V una obra fantástica de gran difusión, pero que no es comparable con los Hechos de San Juan.

LOS HECHOS DE SAN PABLO.

Una narración novelada de la actividad de San Pablo en diversas ciudades de Asia Menor (Antioquía de Pisidia, lconio, Mira, Sidón, Éfeso, Filipos) y, finalmente, en Roma, junto con el martirio.
El descubrimiento de C. Schmidt (1897) de un manuscrito copto con los Hechos de San Pablo ha puesto de manifiesto la existencia de una obra única a la que corresponderían los tres fragmentos importantes que se han conservado y que han sido considerados como unidades en sí: Los Hechos de San Pablo y Santa Tecla, que narran el encuentro del apóstol en Iconio con esta joven, su conversión y pruebas consiguientes; la Correspondencia apócrifa entre San Pablo y los corintios durante su estancia en Filipos; y, en tercer lugar, el Martirio con la conversión de Patroclo, el furor de Nerón, decapitación y apariciones del apóstol.
Los Hechos de San Pablo, según el testimonio de Tertuliano (De baptismo, 17: PL 1, 1319), habrían sido compuestos por un sacerdote de Asia, probablemente en Antioquía de Pisidia entre los a. 160-170; el autor convicto de su engaño habría sido destituido. Schneelmelcher propone como datación una fecha algo posterior a los años 180-190, puesto que, según él, en nuestra obra habrían sido utilizados los Hechos de San Pedro, a los que asigna dicha datación (E. Hennecke, o. c., 11, 110-372). A pesar de la insistencia encratista, la obra es doctrinalmente irreprochable y combate el gnosticismo por boca del mismo San Pablo.

LOS HECHOS DE SAN PEDRO.

Según la reconstrucción de L. Vouaux, tras los estudios de C. Schmidt, la obra tenía una primera parte que narraba el conflicto entre San Pedro y Simón Mago en Jerusalén. De ella sólo quedan fragmentos. Una segunda parte cuenta la actividad seductora de Simón Mago en Roma y la aparición de Jesús a San Pedro en Jerusalén poniéndole en aviso de ella. Tras una serie de incidentes milagrosos, San Pedro comienza en Roma a contrarrestar la influencia de Simón Mago con numerosos y espectaculares prodigios que tienen su cumbre en la confrontación en el Foro julio. San Pedro hace caer a Simón Mago cuando está elevándose por los aires. Éste, derrotado, muere poco después en Arizzia. La comunidad romana se acrecienta y el seguimiento de la castidad cunde por todos los ambientes.
El martirio de San Pedro se narra con las características que han pasado a la tradición popular: su intento de huida, la aparición de Cristo que viene a morir de nuevo, el retorno del apóstol y su martirio en cruz cara abajo. La obra, de la misma tradición que los Hechos de San Juan y de San Pablo, ha podido nacer en el mismo ambiente: Asia Menor. Schneemelcher, como hemos dicho, la data hacia los años 180-190. Su fin es de edificación y sus doctrinas en conformidad con las de la Iglesia. Tampoco aquí los resabios encratistas tienen nada de particular y la acusación de modalismo carece de fundamento.

(Continuará...)

Fuente: Gran Enciclopedia RIALP. Editorial Rialp. 1991.

Pensando en voz alta

Si se trata de asegurar el buen trayecto y llegada final hacia un gran propósito, los caminos siempre son más confiables que los atajos.

Fdo. qdquasar

viernes, 2 de enero de 2015

Pensando en voz alta

Si de analizar opciones se trata, es bueno tener en cuenta que las más eficaces no siempre son al mismo tiempo las más agradables.

Fdo. qdquasar

jueves, 1 de enero de 2015

Prohibido leer: Libros bíblicos apócrifos. Parte 4

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Libros bíblicos apócrifos. Parte 3.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 2.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 1.

En nombre de Dios.

Los libros condenados.


EL EVANGELIO SEGÚN LOS HEBREOS O DE LOS NAZARENOS.

Cuanto sabemos de este evangelio se debe a las menciones de Clemente de Alejandría (Stromata II, 9, 45; V, 14, 96), de Orígenes (Comnzeí-ítarium in Iohannem, 11, 12; Com. in Mt, XV, 14), de Eusebio y de San Jerónimo (los textos en E. Preuschen, Antilegómena, 2 cd. Giessen 1905, 2-9; y A. de Santos, Evangelios apócrifos, ed. BAC, Madrid 1956, 37-50).
Es un escrito judeocristiano, nacido probablemente en la comunidad de Jerusalén que permaneció fiel a la observancia de la ley mosaica (sábado, circuncisión, etc.). El escrito debió de acompañar a los miembros de dicha comunidad al emigrar para fundar comunidades filiales. Así lo encontramos en Berea, en manos de los herederos de la comunidad judeocristiana de Jerusalén, llamados nazarenos.
En estrecha relación, no fácil de determinar, con el evangelio de San Mateo, a veces es confundido con él, identificación a todas luces imposible. La lengua fue probablemente el arameo, aunque escrito en caracteres hebreos. Su contenido es paralelo al de los sinópticos, aunque con desarrollo original, como la función femenino - maternal del Espíritu Santo en relación con Cristo, la preeminencia de Santiago, etc. Su composición quizá hay que remontarla antes del año 70. Su interés para la historia del judeocristianismo es manifiesto.

EL EVANGELIO DE LOS EBIONITAS.

Se trata de una adaptación griega (?), hecha a base de mutilaciones y adiciones al Evangelio según los hebreos, por la secta de los ebionitas. Parecido procedimiento utilizan sus partidarios en relación con el Antiguo Testamento (l. Daniélou, Théologie du ludéochristianisme, París 1958, 69).
Han sido suprimidos o retocados los pasajes relativos a la comida de carne, por ejemplo, la comida de langostas por parte de Juan el Bautista, la Cena Pascual de Jesús, etc.; se han introducido frases de Jesús aboliendo los sacrificios sangrientos; se emplean fórmulas adopcionistas para expresar la filiación de Cristo, ya que el ebionismo es fundamentalmente antitrinitario. Cristo ha venido sobre Jesús, puro hombre, en el momento del Bautismo, constituyéndole en profeta. Se excluye asimismo la concepción virginal de Jesús. Finalmente, se resalta la preeminencia de San Juan y Santiago.
El carácter judeocristiano heterodoxo de esta adaptación, que también se presenta como evangelio de San Mateo, es evidente. Su datación hay que remontarla a la primera mitad del s. II, antes de Clemente de Alejandría que lo ha citado (las citas de Clemente y de Epifanio, en A. de Santos, o. c., 53-57). Son muchos los autores que creen que este evangelio es el de los doce apóstoles mencionado por Orígenes en su Homil. I in Lc (PG 13, 1802 A).

EL EVANGELIO DE LOS EGIPCIOS.

Este evangelio, que no debe confundirse con el homónimo encontrado en Nag Hammadi en 1945, que es una obra totalmente gnóstica con muy poco material evangélico, hay que considerarlo como una adaptación, de acuerdo con las tendencias encratistas de las comunidades heterodoxas egipcias de Tebaida y Libia, hecha en la segunda mitad del siglo II pero anterior a Clemente de Alejandría, sobre una base parecida al evangelio de San Mateo y de los hebreos. El texto puede verse en A. de Santos, o. c., 59-61. La conversación que relata de Jesús con Salomé resumiría las tendencias de este evangelio.

EL EVANGELIO DE SAN PEDRO.

En la comunidad judeocristiana de Siria, probablemente en Antioquía, donde la actividad de San Pedro había tenido tanto relieve, nació este evangelio, como muy tarde, al comienzo del s. II. La finalidad a que responde su contenido es fundamentalmente apologético (L. Vaganay, L'Evangile de Pierre, París 1930).
Inspirándose en la tradición básica de los cuatro evangelios ha querido destacar el carácter divino de la persona de Jesús. Las categorías apocalípticas le han prestado numerosos elementos: cielos abiertos, voz del cielo, vestidos luminosos, dimensiones gigantescas, etc.
La obra está en relación con la segunda epístola de San Pedro y con el Apocalipsis de San Pedro, del que hablaremos más adelante. Se advierte una lucha contra las corrientes judaizantes, a pesar de utilizar las expresiones del judeocristianismo ortodoxo, y una apertura al mundo grecorromano, por ejemplo, en la manera de presentar a Poncio Pilato. Los fragmentos de Akhmim, que se reducen a la Pasión y Resurrección, identificada ésta con la Ascensión, pueden verse en A. de Santos, o. c., 403-417. Este autor propone el año 150 y lo atribuye a un cristiano helenista de los alrededores de Antioquía (p. 400-401).

EL EVANGELIO DE NICODEMO O HECHOS DE PILATO.

Los manuscritos llevan más bien el título de Hechos de Pilato para lo que es hoy primera parte del Evangelio de Nicodemo, y Descendimiento de Cristo a los Infiernos para lo que hoy es segunda parte. Primitivamente se trató, sin duda, de dos obras independientes.
Los Hechos de Pilato, presentados por un cierto Ananías, contienen el relato del juicio de Jesús, algunos detalles de su crucifixión, sobre todo el episodio de Longinos, y su sepultura. La narración tiene como sustrato el material evangélico, sobre todo la Pasión según San Juan. La presente redacción hay que datarla en el siglo V y es probablemente una réplica a los Hechos de Pilato, de tendencia anticristiana, difundidos según cuenta Eusebio (Hist. eccl. 9, 5, 1, y otros lugares) durante la persecución de Maximino. Data en el año 311 ó 312. El material es mucho más antiguo.
Tischendorf cree que sustancialmente hay que identificarlos con los Hechos de Pilato, cuya existencia es atestiguada desde el s. II por Justino (Apología, 35, 38). Tertuliano (Apologeticus, 5) habla asimismo de un informe que Pilato envió a Tiberio, identificado por algunos con el Informe de Pilato al emperador Claudio que figura como un apéndice en la traducción latina del Evangelio de Nicodemo y como una adición en griego a los Hechos de San Pedro y San Pablo (el texto en l. Quasten, Patrología, I, 120). El mismo Tertuliano (ib., 21, 24) habla del relato de toda la historia de Cristo hecha al César (Tiberio) por Pilato. Los Hechos de Pilato representan los capítulo 1-16 del Evangelio de Nicodemo (J. Quasten, o.c., 1, 119, cree que los capítulo 12-16, que versan acerca de los debates del Sanedrín sobre la Resurrección de Cristo, serían una añadidura a los primitivos Hechos de Pilato).
El descendimiento de Cristo a los Infiernos, capítulo 17-27 del Evangelio de Nicodemo, contiene el relato que los hijos de Simeón el Justo hacen de la entrada de Jesús a los Infiernos. La obra, que sigue de cerca la tradición de 1 Pet 3, 19, y el Evangelio de San Pedro, puede remontarse hasta el siglo II aunque su presente redacción, como la de los Hechos de Pilato, sea del siglo V.
El texto y traducción española de las dos partes del Evangelio de Nicodemo se encuentran en A. de Santos, o. c., 426-500. Los escritos complementarios del llamado ciclo de Pilatos, en el mismo autor:
La Carta de Poncio Pilato a Tiberio (p. 501-502).
Carta de Tiberio a Pilato (p. 502-503).
Relación de Pilato (p. 507-514).
Correspondencia entre Pilato y Herodes (p. 514-520).
Tradición de Pilato (p. 520-526).
Muerte de Pilato (p. 526-532).
Declaración de José de Arimatea (p. 533-544).
Venganza del Salvador (p. 545-565).
Sentencia de Pilato (p. 566-569).
Todos estos escritos complementarios pertenecen a la Edad Media.

EVANGELIO DE SAN BARTOLOMÉ.

Una serie de hallazgos afortunados han permitido reconstruir este evangelio que contiene una sucesión de preguntas de San Bartolomé, ya a Cristo, ya a María, ya a Satán, y donde se revelan los misterios de la bajada de Cristo a los Infiernos, de la concepción del Verbo en María y de los tormentos de los condenados con otros secretos del más allá y de la creación. El libro, aunque con una temática muy del gusto del gnosticismo, no contiene en general errores dogmáticos. Su lugar de origen hay que buscarlo en alguna secta cristiana no lejos de Alejandría y su datación es el siglo IV. El texto y traducción española en A. de Santos, o. c., 576-608.

(Continuará...)

Fuente: Gran Enciclopedia RIALP. Editorial Rialp. 1991.

Prohibido leer: Libros bíblicos apócrifos. Parte 3

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Otros artículos.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 2.

Libros bíblicos apócrifos. Parte 1.

En nombre de Dios.

Los libros condenados.

La vida después de la muerte.


EL APOCALIPSIS DE ABRAHAM.

Se ha conservado en una versión eslava traducida, al parecer, del griego. Es un libro judío, con adiciones cristianas, compuesto después de la ruina de Jerusalén en el año 70. Tiene dos partes: I - VIII, relato midrásico sobre la conversión de Abraham de la idolatría; IX - XIV, revelación hecha a Abraham sobre el porvenir de su raza.

EL TESTAMENTO DE JOB.

El cardenal A. Mai publicó por primera vez en 1833 su texto griego, según un manuscrito de la Biblioteca Vaticana. En 1858, el Diccionario de los apócrifos de J. P. Migne daba una traducción francesa. M. R. James publicó un texto griego según un manuscrito de la Biblioteca Nacional de París. Finalmente, Brock ha publicado la primera edición crítica del texto griego teniendo en cuenta, además de los dos manuscritos parisinos, el de la Biblioteca Vaticana y uno conservado en Mesina.
A punto de morir, Job llama a sus siete hijos y a sus tres hijas y les cuenta lo que le había sucedido. Distribuye sus bienes entre sus hijos, mientras que a sus hijas les da unas maravillosas echarpes. Muchos autores sostienen el origen judío del libro (R. H. Pfeiffer, Kohler, P. Riessler, M. Delcor). Probablemente data del siglo I a. C.

EL IV DE ESDRAS.

El título de este apocalipsis le viene del lugar que ocupa en muchos manuscritos latinos: los libros canónicos de Esdras - Nehemías son denominados libro I de Esdras; el libro II de Esdras designa los dos capítulos que habitualmente figuran al principio del IV de Esdras, y que son una adición cristiana al mismo IV de Esdras; el III de Esdras constituye la forma un poco divergente que toma el libro canónico de Esdras en la traducción de los Setenta, se le llama también Esdras griego; el IV de Esdras es un apocalipsis que en las ediciones impresas ocupa los capítulo III - XIV del IV de Esdras. Por V de Esdras se entienden los capítulo XV - XVI que se añaden como apéndice a dicho apocalipsis.
El IV de Esdras se ha conservado en latín y habitualmente se coloca como apéndice en la Vulgata. R. L. Bensly y M. R. James publicaron en 1895 una edición crítica. La edición más reciente es de Bruno Violet, 1910. Box hizo en 1917 una traducción inglesa. Existe, además, una francesa, de Basset, hecha en 1899. Se conocen, entre las antiguas, una versión siriaca y otra etíope, y hay referencias también de versiones árabes, coptas, armenias y georgianas.
La obra se divide en siete visiones. En las tres primeras Esdras plantea a Dios toda clase de cuestiones sobre los problemas religiosos que le atormentan, recibiendo la respuesta divina. Las otras tres encajan en el cuadro de los apocalipsis históricos como Daniel 7-12 y versan sobre la época del fin: visión de la mujer, del águila y del hombre. La séptima se refiere a la leyenda de Esdras y a sus revelaciones sobre los libros santos. Hay acuerdo en datar el IV de Esdras a fines del siglo I d. C.

EL APOCALIPSIS SIRIACO DE BARUC.

Baruc plantea al Señor cuestiones de teodicea análogas a las del libro IV de Esdras. ¿Por qué sufre el pueblo de Dios y por qué prosperan sus enemigos? Dios asegura a Baruc que el mundo futuro está reservado a los justos y que la destrucción de Sión anticipará la edad futura. La visión del bosque es un rasgo histórico sobresaliente: el bosque es el Imperio romano destruido por la viña, el reino del Mesías. La obra ha sido compuesta después de la ruina de Jerusalén en el año 70.

EL APOCALIPSIS GRIEGO DE BARUC.

La edición griega fue publicada en 1897 por M. R. James en sus Apocrypha Anecdota, pero el apócrifo ya era conocido antes, a través de una versión eslava. Aunque fue traducido en las grandes colecciones, no se le ha dedicado ninguna monografía.
El libro es de origen judío, pero contiene al menos una interpolación cristiana. Es interesante por la doctrina de los siete cielos que se encuentra también en el Testamento de Leví, en la Ascensión de Isaías, en la literatura rabínica y en la teología de la mediación de los ángeles que llevan a San Miguel las oraciones de los hombres y los méritos de los justos.

EL LIBRO DE LOS SECRETOS DE HENOC.

Es conocido solamente por una versión eslava, pero originariamente estaba escrito en griego. Los críticos pensaban que era anterior a la ruina de Jerusalén y que había sido compuesto por los judíos helenistas de Alejandría, pero se ha puesto en duda esta fecha a causa de la presencia en el capítulo II de un calendario pascual que se desarrolló en el s. VII. Se ha sostenido además que el Apocalipsis de Pedro podría ser una fuente de este escrito, considerado como un Henoc judío - cristiano, contrapartida del Henoc judío anterior.

CONCLUSIÓN.

Como se ha visto, la literatura apócrifa, en gran parte apocalíptica, se sitúa sobre todo en dos grandes momentos de crisis política para Israel, en el siglo II a. C., y alrededor de la ruina de Jerusalén en el año 70.

LIBROS APÓCRIFOS DEL NUEVO TESTAMENTO.

Son llamados así entre los católicos los libros que presentan una forma semejante a los del Nuevo Testamento (Evangelios, Hechos, Cartas y Apocalipsis), pero en los que la Iglesia no ha reconocido la inspiración divina y, por consiguiente, no forman parte del Canon del Nuevo Testamento. Los hay de muy diversas clases: ortodoxos, heterodoxos; algunos estuvieron en gran honor en algunas Iglesias, otros fueron desde el primer momento rechazados.
Orígenes da una lista de narraciones evangélicas, sin utilizar el nombre de apócrifos, en su Homilia I in Lc (PG 13, 1801). Eusebio de Cesarca (Historia eclesiástica PG 20, 268 ss.) distingue entre los libros que se presentan como de la Nueva Alianza, en primer lugar los recibidos por todos, tú en bmotogouménois: nuestros protocanónicos; en segundo lugar los discutidos pero admitidos por un gran número, tú ántilegómena: nuestros deuterocanónicos; y, finalmente, los ilegítimos, notha: nuestros apócrifos, que subdivide en dos categorías según su carácter ortodoxo o heterodoxo.
San Jerónimo emplea el término apócrifo para indicar los notha de Eusebio. En el decreto de Gelasio, apócrifo tiene mayor extensión, siendo sinónimo de libro no aprobado totalmente por la Iglesia romana. En el siglo XVI el nombre se aplica también a los escritos que no forman parte del Canon protestante. Casi todos los escritos son seudoepígrafos, es decir, se presentan bajo autor fingido.
Los apócrifos del Nuevo Testamento constituyen una fuente de estudio muy importante, bien como confirmación de la Revelación, bien como reflejo del ambiente literario en que han nacido los escritos del Nuevo Testamento, bien por el influjo que han tenido en la formación de tradiciones religiosas populares, bien, finalmente, porque descubren muchos rasgos de los herejes, interesantes para la historia del primitivo cristianismo y para la historia de la Iglesia.

LOS EVANGELIOS APÓCRIFOS.

Son narraciones relativas a la vida de Jesús o de la Virgen que presentan diversa gama de géneros literarios: de corte sinóptico, como el Evangelio según los hebreos; amplificaciones noveladas, como el Protoevangelio de Santiago. Unos se interesan sobre la infancia de Jesús o de la Virgen, otros sobre los misterios de la Resurrección o del más allá, en especial con motivo de la descripción de la bajada de Jesús a los Infiernos y de su Ascensión, como el Evangelio de San Pedro.
Finalmente, los hay de tendencia claramente gnóstica, como el Evangelio de San Felipe. Nos detendremos en los más importantes, bien por su género literario, bien por su dimensión teológica.

(Continuará...)

Fuente: Gran Enciclopedia RIALP. Editorial Rialp. 1991.

Prohibido leer: Libros bíblicos apócrifos. Parte 2

Estos son libros y testimonios antiguos que muchas religiones cristianas no quieren que conozcas pero te los presentamos para que tú mismo elabores tus conclusiones.

These are books and old testimonies that many Christian religions don't want you to know but we present them to you so that yourself elaborates your conclusions.

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Libros bíblicos apócrifos. Parte 1.

En nombre de Dios.

Los libros condenados.

La vida después de la muerte.

Parece que Jesús realmente tuvo esposa.


LOS TESTAMENTOS DE LOS DOCE PATRIARCAS.

El obispo de Lincoln, Robert Grossatesta, en el San XIII, se procuró de Grecia un manuscrito de esta obra, lo tradujo al latín y de esta manera le dio gran difusión. Disponemos de numerosos manuscritos de la versión griega de los Testamentos, que se presenta bajo dos formas (A y B), y que presupone un original hebreo que también comprende dos recensiones (Ha y Hb). Hay una versión armenia conservada en dos recensiones (Aa y Ab), y una eslava bajo las formas S1 y S2. El Testamento tardío de Neftalí en hebreo contiene fragmentos del original. La Genizáh (sinagoga) de El Cairo y la gruta IV de Qumrán nos han proporcionado restos de un Testamento arameo de Leví distinto de los Testamentos griegos.
El libro seudoepígrafo de los Testamentos pretende relatar las recomendaciones que cada uno de los 12 hijos de Jacob dirigió a sus respectivos hijos antes de morir. El esquema de cada testamento es idéntico. En estos textos aparecen dos Mesías: el uno salido de Judá, el otro de origen sacerdotal, como en Qumrán. El origen del libro es discutido. Los críticos antiguos han admitido durante largo tiempo que la obra había sido compuesta desde el principio por un cristiano. Esta tesis ha sido aceptada de nuevo por de Jonge, para quien habría habido un redactor cristiano del apócrifo, de tal manera que los elementos cristianos y judíos de este escrito quedan unidos entre sí.
Milik está de acuerdo con esta tesis y ve un confirmatur (confirmación) en el hecho de que no se han encontrado los Testamentos entre los manuscritos de Qumrán, pues los fragmentos arameos del Testamento de Leví son bien distintos del de los 12 patriarcas, a los que aquél habría servido de fuente. La tesis clásica comúnmente admitida es que el libro de los Testamentos es un escrito judío con interpolaciones de escritores cristianos. La semejanza con los escritos de Qumrán nos lleva a considerar el conjunto del libro como un escrito esenio del que conviene limitar el número de interpolaciones cristianas, sobre todo a los pasajes cristológicos. Una tesis extrema e inadmisible quiere aplicar al Maestro de Justicia de Qumrán, lo que era considerado como interpelación cristológica.

LOS SALMOS DE SALOMÓN.

Estos 18 salmos conservados en griego fueron editados por primera vez en Lyon, en 1626, por el jesuita español Juan Luis de la Cerda. Durante largo tiempo se los consideró canónicos en muchas iglesias cristianas; también se han conservado en algunos manuscritos de la Biblia griega. El texto original ha debido ser hebreo.
Los acontecimientos que dieron pie a la intervención de los romanos en los asuntos judíos, en el 63 a. C., están en el origen de esta pequeña colección: la lucha entre los hermanos Aristóbulo II e Hircano II, la llamada dirigida a Pompeyo para decidir a favor de uno o de otro, la resistencia de Aristóbulo en el Templo, el sitio y las muertes que se siguieron, la profanación del Templo, la disminución del Estado de Hircano II privado del título de rey.
El poeta ve en los romanos a los instrumentos providenciales del aplastamiento de la dinastía ilegítima de los asmoneos, a los que reprocha el haber “usurpado el trono de David y de reemplazarle con orgullo” (salmo 17, 8), el entregarse a los vicios más abominables (salmo 8, 8 y ss.).
Uno de los salmos describe con rasgos inequívocos la llegada de Pompeyo a Jerusalén como un justiciero (salmo 8, 16); debió ser redactado poco después de los acontecimientos del 63. En el salmo 2 se percibe otro sonido distinto: Pompeyo es considerado el profanador del santuario, y el poeta describe su asesinato “en las colinas de Egipto” (2, 30), acontecimiento que se sitúa en el 48 a. C.
La época de composición de estos salmos es dudosa; unos creen que se trata del 63 y otros del 48. Hay acuerdo en reconocer que el autor es un fariseo (siendo el título Salmo de Salomón, un seudónimo) que encarna el ideal de los fariseos cualificados de “santos” en oposición a los “pecadores”, los asmoneos y sus partidarios. Espera un Mesías davídico que es exactamente todo lo contrario de los asmoneos (17, 37 y ss.).

LOS ORÁCULOS SIBILINOS.

Colecciones de oráculos sibilinos han ejercido gran influencia en el mundo pagano antes de la Era cristiana. En estos escritos la Sibila daba a conocer la voluntad de los dioses. Sibila era un nombre propio, pero después pasó a ser una especie de nombre genérico para designar a una profetisa.
Al principio sólo se hablaba de una sibila, pero muchos lugares desde Babilonia hasta Italia se enorgullecían de tener una; Varrón contaba diez de ellas. La sibila de Cumas, cerca de Nápoles, inmortalizada por Virgilio, habría vendido a Tarquino el Soberbio los libros sibilinos que se conservaron en el Capitolio hasta el 83 a. C., en que se incendió el templo de Júpiter. Estos oráculos han desempeñado un papel importante en la historia romana. Después del incendio, fueron reemplazados por otros provenientes de Jonia y Eritrea.
Como no estaban sometidos a ningún control, los judíos helenísticos se sirvieron de ellos para su propaganda; interpolaron los que existían componiendo otros nuevos sobre el modelo de los antiguos. Una de las características de esta literatura, en versos hexámetros griegos, es el predecir acontecimientos ya sucedidos.
Los libros sibilinos, que presentan el aspecto de un caos, son 15. El libro III constituye la parte más antigua y es de origen judío; fue redactado hacia el 140 a. C. Describe el fin de la idolatría cuando reine un nuevo rey, del que concreta varias circunstancias; se trata de Ptolomeo VII Fiscón. Se anuncia también la invasión de Egipto por un gran rey de Asia que es Antíoco IV Epífanes (171-168), y la ruina de Cartago que tuvo lugar en el 146 a. C. El libro III es la primera tentativa de judaización de la sibila en Egipto. Virgilio, en su Égloga IV, parece haber conocido Is 11, 6 ss. a través de los oráculos sibilinos.

LA ASUNCIÓN DE MOISÉS.

Orígenes conocía este libro bajo el nombre de Analepsis Moyseos. En 1861 A. M. Ceriani publicó un fragmento latino de este apocalipsis encontrado en un palimpsesto de la Biblioteca Ambrosiana de Milán.
El libro trata de las predicciones hechas por Moisés acerca de los principales acontecimientos de la historia de Israel. El capítulo 9 introduce un personaje misterioso de la tribu de Leví, llamado Taxo, sobre cuya identificación todavía no hay acuerdo. El libro parece compuesto entre el 4 a. C. y el 30 de nuestra Era. Josefo, que habla de una desaparición de Moisés y deja entender que no ha muerto, supone una tradición sobre la asunción de Moisés.
También hay huellas de esta tradición en el relato de la transfiguración de Jesús y en el Apocalipsis de San Juan (1 1, 1-14). De La Asunción de Moisés, la epístola de San Judas (capítulo 7) ha tomado la extraña tradición según la cual el arcángel Miguel y Satán se disputaban el cuerpo de Moisés.

LA ASCENSIÓN DE ISAÍAS.

Se ha conservado íntegramente en etíope, y en parte en latín. Según R. H. Charles, sería una compilación, hecha por un cristiano, de tres escritos distintos: el martirio de Isaías, de origen judío, el testamento de Ezequías, y la visión o éxtasis de Isaías; estos dos, de origen cristiano. Charles sitúa la obra del compilador en el siglo I d. C. En un pasaje (IV, 3) se menciona el martirio de San Pedro bajo Nerón.

LA VIDA DE ADÁN Y EVA.

Originalmente escrita en arameo, puede ser reconstruida a partir de las versiones griegas y latinas. Algunas veces se le ha designado, equivocadamente, en griego bajo el nombre de Asunción de Moisés. Es una obra judía con interpolaciones cristianas. Se trata de una haggadah referente a las vidas de Adán y Eva. El elemento apocalíptico es poco importante, pero significativo. Adán ve el don de la Ley, el exilio y el retorno, la construcción del Templo. Su composición se fecha antes del 70 de nuestra Era.

EL TESTAMENTO DE ABRAHAM.

Este libro, distinto del Apocalipsis de Abraham, se ha conservado especialmente en griego en dos recensiones A y B, una larga y otra corta. El texto griego fue publicado en 1892, en Cambridge, por Montague Rhodes James, quien estimaba que era de origen cristiano y que se remontaba al s. II d. C. Box lo ha traducido al inglés y ha sostenido con razón su origen judío; le asigna la fecha del s. I y señala algunas interpolaciones cristianas.
El libro es interesante por su enseñanza escatológica. Abraham ve todas las cosas creadas y el mundo, que durará siete edades, cada una de mil años. Después es transportado por Miguel a las puertas del cielo, donde ve tres juicios diferentes. No contiene ninguna alusión clara a la Era mesiánica.

(Continuará...)

Fuente: Gran Enciclopedia RIALP. Editorial Rialp. 1991.

Prohibido leer: Libros bíblicos apócrifos. Parte 1

Estos son libros y testimonios antiguos que muchas religiones cristianas no quieren que conozcas pero te los presentamos para que tú mismo elabores tus conclusiones.

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Otros artículos.

En nombre de Dios.

Los libros condenados.

La vida después de la muerte.

Parece que Jesús realmente tuvo esposa.

El sentido oculto de las premoniciones.

Para comenzar, hay que aclarar en sentido del término “apócrifo” que muchas veces es entendido como “espurio”, “falso”, “despreciable” y quién sabe qué otras cosas más, cuando en verdad, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, significa “oculto… Dicho de un libro de autor sagrado: que no está, sin embargo, incluido en el canon de la Biblia”.
Entonces, se entiende como libro “apócrifo” a aquél que no forma parte de la Biblia, digamos, oficial….

LIBROS APÓCRIFOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO.

EL PROBLEMA DE VOCABULARIO.

Según la terminología católica se llaman apócrifos del Antiguo Testamento a un conjunto de obras de título o temas bíblicos, pero que no forman parte de la Sagrada Escritura, es decir, que no pertenecen al canon de la Biblia. Los protestantes los llaman seudoepígrafos (esto es, inscritos con nombre falso).

Según una leyenda, de la que se hace eco el IV libro de Esdras, Dios hace a éste una suprema revelación; le otorga una inspiración especial que le permite dictar en 40 días 94 libros, de los cuales debían ser hechos públicos inmediatamente 24, o sea, los libros del canon hebreo del Antiguo Testamento, mientras que los 70 restantes debían ser confiados a los sabios de los que evidentemente forma parte Esdras. De esos 70, los apocalipsis, compuestos, según se pretendía, por Henoc, Moisés y los patriarcas, habrían de permanecer escondidos desde la época en que habían sido redactados hasta el fin de los tiempos.

De ahí el nombre de libros apócrifos (término griego, que significa escondido) (cfr. IV Esdras XVI, 45-48).

Los reformadores protestantes aplicaban el término apócrifo a la pequeña colección de libros que se encontraban en la Biblia Vulgata latina y que los católicos designan con el nombre de deuterocanónicos; estos libros se han conservado en griego y eran reconocidos como sagrados por los judíos de Alejandría; son el Eclesiástico, la Sabiduría, Baruc, Judit, Tobías, los dos libros de los Macabeos y las partes griegas de Ester y Daniel. En cambio, los protestantes han reservado el nombre seudoepígrafos a todo un conjunto de libros atribuidos ficticiamente a grandes personajes del pasado: Adán, Henoc, etc. Así, en el siglo XVII el alemán J. A. Fabricio publicó una edición de los apócrifos (Libri V. T. apocryphi onines graece, Francfort 1644); después, en 1722, aparecieron en Hamburgo dos volúmenes, con el título Codex Preudoepigraphicus Veteris Testamenti.

Desde entonces, es común entre los protestantes hablar de los apócrifos y de los seudoepígrafos en los sentidos indicados. Ésta es la designación empleada en la edición inglesa de R. H. Charles (The Apocrypha and Pseudepigrapha of the Old Testament, 2 vols., Oxford 1913) y también en la alemana de E. Kautzsch (Die Apocryphen und Pseudepigraphen des A. T., 2 vols., Tubinga 1900-1920). La denominación de seudoepígrafos no es feliz, porque no todos los apócrifos son seudoepígrafos y hay seudoepígrafos entre los libros canónicos, por ejemplo el libro de la Sabiduría y el Cantar de los Cantares de Salomón. Ch. C. Torrey ha propuesto volver al uso que del término seudoepígrafo hacía San Jerónimo y la primitiva Iglesia, que es el del libro IV de Esdras, y reservar el término de apócrifos a todos los libros no canónicos. En este estudio nos atenemos a la terminología católica.

LISTA DE APÓCRIFOS Y GÉNERO LITERARIO.

En primer lugar, digamos que no hay una lista fija de apócrifos del Antiguo Testamento. Por tanto citamos sobre todo los escritos tenidos como apocalipsis o que tienen elementos apocalípticos: Libro de Henoc en etíope; Libro de los lubileos; Oráculos sibilinos; Testamentos de los doce Patriarcas; Salmos de Salomón; Asunción de Moisés; Ascensión de Isaías; Vida de Adán y Eva; Apocalipsis de Abraham; Testamento de Abraham; Testamento de Job; Apocalipsis siriaco de Baruc; Apocalipsis griego de Baruc; IV de Esdras; Libro de los secretos de Henoc, etc.
Dejamos de lado la literatura apócrifa fragmentaria aparecida entre los documentos de Qumrán. Recordemos también que un cierto número de apócrifos se ha perdido (cfr. M. R. James, The Lost Apocrypha of the Old Testament, Londres 1920).

Por su género literario, deben considerarse aparte las antigüedades bíblicas del Seudo - Filón, y el libro de José y Asenet.
En cuanto a las características de los libros propiamente apocalípticos. Queda, por tanto, hacer algunas anotaciones sobre el género literario de los Testamentos. Antiguos héroes, famosos por su sabiduría o por su piedad, hacen supremas revelaciones antes de morir; uno de los mejores ejemplos lo constituye la colección de los Testamentos de los doce Patriarcas. Todos siguen un plan idéntico: el Patriarca reúne a su familia, narra los hechos más importantes de su vida, poniendo de relieve alguna cualidad o algún defecto; después vienen los desarrollos parenéticos, a los que se añaden las predicciones sobre el futuro de Israel. Todo esto procede a la vez de las leyendas haggádicas, de la exhortación moral y de lo apocalíptico.
Este género literario parece haber tenido cierta influencia sobre el Nuevo Testamento.

ANÁLISIS DE LOS APÓCRIFOS.

EL LIBRO DE HENOC.

Es el más importante apócrifo del Antiguo Testamento; se ha conservado íntegramente en etíope. El texto griego nos ha llegado sólo fragmentariamente; las grutas de Qumrán han proporcionado fragmentos de una decena de manuscritos en arameo. El Henoc etíope comprende escritos de época diferente, con una introducción (I - V) y cinco partes:
La caída de los ángeles y asunción de Henoc (VI - XXXVI);
El libro de las parábolas (XXXVII - LXXI);
El libro del cambio de luminarias del cielo (LXXII - LXXXII);
El libro de los sueños (LXXXIII - XC);
El libro de la exhortación y de la maldición (XCI - CV); y, por último
Un apéndice (CVI - CVIII).
Una de las partes más importantes es el libro de las parábolas, en donde Henoc anuncia a los antiguos y a los hombres del futuro tres parábolas.
En la primera, se amenaza a los pecadores con el castigo en el día del juicio, mientras que los justos después de su muerte habitan con los ángeles junto al Mesías, el Elegido de justicia.
En la segunda se anuncia para los tiempos mesiánicos la transformación del cielo y de la tierra, y Henoc ve el fin de los días y al Hijo del Hombre, cuya función de juez le explica un ángel.
La tercera se refiere a la felicidad de los justos y de los elegidos.
La conclusión narra la asunción de Henoc al cielo.
Se ha discutido si el libro de las parábolas era de origen judío o cristiano. Sostenido éste en el último siglo por numerosos autores, ha sido descartado debido a fuertes razones; en particular, la ausencia de alusiones a Cristo crucificado.
Con el descubrimiento de los textos de Qumrám vuelve a plantearse la cuestión; aunque se han encontrado diversos fragmentos del libro de Henoc, no ha aparecido ninguno del libro de las parábolas. Se ha pensado, en consecuencia, que las Parábolas podrían ser obra de un judeo-cristiano del siglo II. El argumento del silencio es siempre delicado, y en el caso presente quizá se le hace decir demasiado. En todo caso, queda por explicar en esta hipótesis la ausencia de toda Cristología en la sección de las Parábolas. Por ello, seguimos pensando que este escrito es de origen judío. Se le data entre el 95 y el 63 a. C. (Lods), en todo caso, antes de la intervención de Pompeyo en Palestina.
La primera sección (VI - XXXVI) es una de las partes más antiguas; su fecha se remontaría al fin del reinado de Antíoco IV Epífanes, después de la composición del libro de Daniel. El libro de los sueños data también probablemente, de la época macabea. El libro de la exhortación y de la maldición, a excepción del apocalipsis de las semanas, no lleva indicación de fecha. El libro de las luminarias, que R. H. Charles data antes del 110 a. C., trata de las leyes que rigen los astros y de los problemas de los calendarios; el calendario lunar ha sido reemplazado por el solar, como en la secta de Qumrán.

EL LIBRO DE LOS LUBILEOS.

Recibe distintos nombres. Los escritores eclesiásticos antiguos le llaman génesis o leptogénesis, es decir Pequeño Génesis (en el sentido de que es un Génesis detallado: tá leptá, los detalles). Se le denomina también Apocalipsis de Moisés. El autor se propone relatar los acontecimientos del Génesis y de los 16 primeros capítulos del Éxodo, en un cuadro cronológico contado en periodos de 49 años o jubileos, cada uno de los cuales se divide en siete semanas de años. El conjunto comprende 49 jubileos (un jubileo, de jubileos). La Iglesia etíope llama a la obra Kufale, “libro de la división”.
Se conserva íntegramente en una versión etíope publicada en 1850 y en 1859 por A. Dillmann, y un tercio solamente en versión latina publicada por A. M. Ceriani. Las grutas 1, 2 y 4 de Qumrán han proporcionado fragmentos de una decena de manuscritos hebreos, cuyo texto responde al arquetipo supuesto por el etíope. El origen hebreo del libro había sido visto por R. H. Charles, aunque todos sus argumentos no sean probatorios; los errores del texto etíope no pueden explicarse más que a partir de un original hebreo; dos midrál hebraicos publicados por R. H. Charles muestran sus coincidencias verbales con el texto etíope; sirviéndose de estos midrál, ha podido corregir el texto etíope.
La versión latina, en la que ciertos nombres propios terminan en – in, no prueba necesariamente un original arameo, sino que los arameísmos son debidos al traductor (Rönsch). Uno de los principales fines del autor era hacer remontar a los orígenes las observancias del judaísmo y relacionarlas con la época patriarcal. Hoy día se está de acuerdo en que los jubileos pertenecen al judaísmo palestinense y más especialmente al de los esenios, como lo muestran los numerosos contactos con la literatura de Qumrán y, en particular, el uso de un mismo calendario solar. La fecha de composición, difícil de precisar, puede ser el siglo II al siglo I a. C.

(Continuará...)

Fuente: Gran Enciclopedia RIALP. Editorial Rialp. 1991.